Año perdido


Alejandro Oliva [@betandtuit]

San Fernando, 3; Real Murcia, 1
Terminó el partido el domingo en La Isla y algunos empezaron ya a hablar de año perdido, de pretemporada, de nuevo proyecto. En realidad son los que casi después de cada derrota ya hablan de año perdido; los mismos que después de cada victoria creen que no está todo perdido. Nada que reprochar: cada uno lleva su pasión como puede. Pero el domingo, por primera vez, las cuentas empezaron a fallarnos incluso a los que llevamos la pasión de una manera menos catastrofista y, mientras un chaval de azul nos clavaba bien el 3-1, fue imposible evitar pensar ya en julio y agosto, en que la Segunda B es para siempre, en los fichajes y las deudas, en los primeros bolos veraniegos de Pinatar Arena, que ya se han convertido en un clásico de pretemporada del fútbol moderno.

Recordé entonces el Murcia-Alcoyano del pasado verano. Junto a mi amigo Tomás Fernández, veía el partido un señor mayor de aspecto impecable, pantalón largo y ni gota de sudor en mitad de agosto, que se nos acercaba poco a poco, con esas ganas de hablar de tu equipo que el verano tanto acentúa. Parecía un fenómeno, y lo era. Vivía en Alicante desde crío, pero, como su padre, nunca había dejado de ser del Murcia. Su pasión por el Murcia desde Alicante la vivía ya desde el aeropuerto, donde se acercaba a recibir a cada extranjero que llegaba al Murcia a darle la bienvenida y pedirle un autógrafo. Él no podía ir siempre a La Condomina, pero al aeropuerto no fallaba. Nos contó con detalle la llegada de Guina a El Altet como si hubiera sido ayer. Nos habló de los buenos tiempos y también de los peores, hablamos mucho del Murcia con el Murcia-Alcoyano de fondo, de su pasión desde la distancia, de sus dificultades para informarse en los 90 y, mediada la segunda parte, por fin, hablamos del Murcia actual. Estaba ilusionado, claro (hay que ser hijo de perra para no estar ilusionado el 13 de agosto), centraba sus esperanzas en Adri Cruz, como muchos otros, esperaba la llegada de algún extremo más: echaba de menos a los extremos de antes. Y entonces sucedió. El señor sacó con calma su cartera y de ella cogió un recorte de prensa, que nos enseñó sonriente. Era una pequeña noticia de media columna en la que se especulaba con el fichaje de Alex Colorado, que había subido a Segunda con el Reus. Miré a mi amigo Tomás y él me miro a mí, y nos quedamos callados casi el resto del partido, emocionados, preguntándonos en silencio qué podía llevar a un señor de Alicante en 2017 a coger unas tijeras, recortar un trozo de periódico y guardarlo en su cartera. Qué tipo de locura es esa, qué tipo de belleza puede atraparte así. Terminó el partido el domingo en La Isla y algunos empezaron ya a hablar de año perdido y de nuevo proyecto; e incluso los que llevamos la pasión de una manera menos catostrofista no pudimos evitar pensar en julio y agosto, en los fichajes, en los bolos veraniegos de Pinatar Arena y en aquel señor mayor de Alicante. Pero al final no fue para dar el año por perdido, sino para recordar que nunca, por muy lejano que parezca el objetivo, hay que dejar de ilusionarse hasta el final.

Real Murcia: Diego Rivas, Juanjo (José Ruiz, 46’), Josema, Golobart, Borja Gómez (Rayco, 78’), David Sánchez, Elady (Isi, 66’), Diego Benito, Sergi Guardiola, Víctor Curto y Roberto.
Goles: 1-0 (Zelu, 11'), 1-1 (David Sánchez, 19'), 2-1 (Francis, 40'), 3-1 (Mario, 88').

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