Patricio Martínez: "Quiero más rigor y menos intereses"


Luis María Valero (@mondo_moyano)

Patricio Martínez García (30 de julio de 1970, Murcia) es uno de los tres candidatos a nuevo presidente de la Federación de Peñas del Real Murcia (Fepemur), junto con Pablo Guzmán y José Almansa. Cofundador de la Federación, su papel fundamental desde la vicepresidencia fue el de velar por la estabilidad económica hasta que dimitió, hace un par de años. El 10 de mayo, día de las elecciones, quiere volver como presidente, y cambiar alguna que otra cosa que le chirría. Más bien varias cosas. Puede que muchas. Yo me lo topé por primera vez hace quince años, viendo un entrenamiento del Murcia en Cobatillas. Sentado, con las manos en los bolsillos, atentísimo, disfrutando de los gritos de Vidal y de las protestas de Reinke. Pienso que hay que estar un poco loco para ir voluntariamente a ver un entrenamiento del Murcia. Pienso que hay que estar un poco loco para querer presidir una federación de peñas del Murcia. Pero pienso que a lo mejor es una locura bonita o al menos no completamente terrorífica.

¿Cómo comienza tu afición por el Murcia?
Mi historia de amor por el Murcia se inicia en los años 80, concretamente en la 83/84. Empecé yendo a ver a los juveniles con unos vecinos, y ya me enganché. Cuando pisé por primera vez La Condomina me enamoré, y eso que eran partidos de juveniles. Así que con el primer equipo, con aquellos llenazos y el ambiente que vivíamos en el estadio, multipliqué esa pasión. La Condomina era una olla a presión, tenía un sabor genuino que todos añoramos. Recuerdo que cuando tenía 13 años el equipo estaba en Primera y los abonos eran caros, así que no me lo podía pagar y hacía 40.000 peripecias para poder entrar. Por ejemplo, me ponía una ropa especial para aparentar menos edad y así poder entrar con entrada infantil. 

Hasta hace no tanto apenas había peñas del Murcia. ¿Cómo nace ese movimiento y qué papel desempeñas en él?
Las peñas tienen unos primeros atisbos con la Peña La Condomina, que es la más antigua, y también con Granassur y otras como la Peña Pimentonera y la D'Party. Pero era algo aislado y no terminaba de cuajar. Cuando llega Samper empieza a haber un poco más de movimiento y nacen cada vez más peñas. El club quería promover este tema, pero tampoco sabía bien cómo hacerlo. Nacieron por ejemplo mi peña, El 21 Grana, la Peña Chamby o la Peña Santiago y Zaraíche, y decidimos que era el momento de dar un impulso a la masa social y formar algo serio. Toni, de la Peña Santiago y Zaraíche, y yo mismo, fuimos los impulsores de aquel movimiento en la temporada 2002/2003, y pusimos al frente a Miguel Martínez, que por entonces era un chaval. En octubre de 2004 es cuando nace la Federación de Peñas oficialmente, con una asamblea. A partir de ahí, mucho trabajo y mucha fe en el proyecto.

¿Qué te atrae del peñismo?
Cuando nace el movimiento peñista, no había ningún aliciente que no fuese el sentimental. Es decir, no había descuentos en los abonos, por ejemplo. Lo que me atrajo en su momento y lo que me atrae ahora es que yo creo que las peñas son la cantera necesaria para tener una masa social fiel. Nuestra peña ha llegado a contar con 250 miembros, y hemos tenido a gente que no había ido nunca a un partido del Murcia. Eran seguidores del Madrid o del Barcelona, pero a través de los vínculos de amistad creados en la peña, les fue entrando el gusanillo del murcianismo, y hoy siguen siendo socios. Esa 'conversión' es fundamental, y se crea poco a poco, gracias a los lazos que se van estableciendo. El movimiento peñista ha sido clave para que la masa social crezca.

¿Qué señas de identidad tiene tu candidatura?
Quiero más rigor y menos intereses particulares. Vamos a traer también mucho trabajo y mucho amor al Murcia. Nuestro lema es 'gente real', porque lo que he visto en estos últimos años en la Fepemur es que cuando la gente se arrima a una situación de poder o de influencias, se dejan embaucar, y el escudo del Murcia se les cae por el camino. Se les despega.

Si fueses presidente de la Federación de Peñas, ¿qué rumbo le darías?
Está claro que hoy la Fepemur no se parece a la de los inicios. En algunos aspectos eso es algo bueno, porque el crecimiento ha sido grande, tenemos una sede que antes no teníamos, y también un número importante de peñistas. Pero la esencia se ha perdido. Se ha cerrado mucho, se ha hermetizado. Hay un círculo cerrado que no se abre, que no permite una mayor colaboración. Tenemos que volver a ser más cercanos. Al principio éramos una familia, y eso se ha ido perdiendo. En las propias asambleas todo se ha hermetizado también.

¿A qué te refieres con esto último?
Por intereses particulares, el rodillo se puso en marcha en las asambleas, y han dejado de ser participativas. Pero hay otros problemas. Yo me considero una persona meticulosa, de rigor, y creo que la Fepemur debe llevar un control exhaustivo de toda su actividad, porque se maneja mucho dinero. Allí hay gente de manera altruista, lo cual es de agradecer, y sé que por ello es difícil tener ese listón, pero se necesita un nivel de rigor similar al que uno tiene en su propio trabajo. Hay candidaturas que afirman que con ellos la Fepemur será del siglo XXI, pero lo que no debemos es retroceder al siglo XIX. Digo esto porque son los mismos que están dentro ahora y son los que, por ejemplo, acumularon dos ejercicios sin presentar las cuentas. Y cuando finalmente lo hicieron por nuestra presión, se negaron a presentar las cuentas del ejercicio 2015/2016. Dijeron: este ejercicio nos lo saltamos y pasamos al siguiente. Es decir, algo inaudito. 

¿Entonces crees que ha habido relajación en esa parcela económica?
Nosotros lo dejamos todo perfecto, y cuando dimitimos Ángel Yepes y yo, que llevábamos el control económico de la Federación al detalle, parece que se puso el piloto automático en la contabilidad durante varios meses. Las cuentas no cuadraban por ningún lado, y no había un respaldo documental detrás, como sí llevábamos nosotros. Eso me preocupa.

¿Qué equipo forma tu candidatura?
Somos seis personas. Lo que no vamos a hacer es incorporar gente por incorporarla, sólo por ganar votos. Si cogemos el mando de la Federación, dejaremos la puerta abierta a que se incorpore alguna pieza más que pueda ser válida. En cuanto a los perfiles del equipo, yo por ejemplo soy director comercial de una empresa de envases de plástico para la industria agroalimentaria, y estoy muy habituado a gestionar equipos de trabajo. Por hablar del apartado económico, tenemos dos técnicos superiores en administración y finanzas (Joaquín y Ángel, éste último con una gestión impecable en sus años al frente de las cuentas de la Fepemur). Son unos enfermos de los números y del rigor, y además dos personas que han mamado el Murcia desde muy críos. También tenemos a Maribel, psicóloga, que es la primera mujer que formó parte de una directiva de la Fepemur, o a Salva, técnico electrónico que intervendrá en varias parcelas, como por ejemplo la sede. Finalmente, Tomás Romera es arquitecto y perito, miembro de una peña de Cehegín, y llevará la gestión con peñas de los municipios.

Cuéntanos algunas de las medidas que tomarías en la Fepemur
Vamos a dar 24 meses como plazo para desarrollar el proyecto, y a partir de ahí, si un núcleo de peñas que represente el 50 por ciento cree que no se está actuando bien, podrá plantear una moción de censura y tendré la obligación de convocar elecciones. Cuando no tienes nada que perder y ningún interés, eso se tiene que hacer sin ningún problema. Otra medida: si cambia al menos el 60 por ciento de la junta directiva con la que inicio el proyecto, como ha pasado en estos años, será señal de que algo ocurre, y las peñas quizás ya no se vean representadas con respecto a lo que eligieron. En ese caso la asamblea tendrá que decidir si esa remodelación le vale o no, y si no le vale, convocaremos elecciones.

Más medidas
En el aspecto social, por ejemplo. La sede dejará de ser simplemente un bar de los días de partido. El ambiente que se forma ahí antes y después de los partidos está muy bien, pero le vamos a dar más uso, le vamos a dar un valor añadido. Vamos a convertir la sede en un punto de encuentro, por ejemplo para que haya charlas, conferencias, que vengan ex jugadores que han sido historia del Murcia... que sea realmente la casa del murcianismo. Porque la gente joven, los adolescentes, van a mamar de esas experiencias y su sentimiento va a salir fortalecido. También montaremos talleres para los más pequeños, y que a través de lo lúdico puedan ir poco a poco haciéndose del Murcia.

Más medidas
En el apartado de la grada, hay que intentar que la zona de animación sea bastante más grande. Ahora parece que hay pequeñas rencillas entre algunos grupos de peñistas, pero debe haber unión. Queremos que la grada tenga cada vez más focos de animación, y volcarnos en este aspecto. Hay que apoyar la elaboración de tifos, e incluso poner en marcha talleres para aprender a hacerlos. También poner los medios para innovar en el tema de los cánticos. Hay que interactuar con otras aficiones para tomar nota de cosas que podemos aplicar aquí. Hay que hacer que la gente se implique. 

¿La Fepemur debe ser independiente del gobierno del club?
De todo se deben sacar conclusiones positivas. Al principio pensaba que era positivo para la Fepemur tener a un representante dentro del Consejo de Administración del club, porque era una manera de saber lo que pasaba ahí y de dar caña cuando había que darla. Pero evidentemente el tiempo me ha quitado la razón, en el sentido de que ese control no fue tal. La persona que entró jugó a dos bandas, nos contaba a nosotros una película y dentro del Consejo hacía otra. Por eso: aunque a priori tener presencia en el Consejo podría ser positivo, en realidad es inviable, sobre todo si sólo es una persona. Está ese riesgo: que esa persona se vea como consejero, cerca de los que mandan, y que olvide cuál es su verdadera función en ese consejo. Por mi forma de proceder, yo habría durado dos minutos en el Consejo.

¿Qué os dicen las peñas cuando las sondeáis?
Cuando hablamos con gente de las peñas que no tiene ningún interés particular o no le han prometido ciertas cosas, notamos que están muy desencantados con la situación actual y que quieren un cambio. Y diría más: quieren un cambio radical. A las peñas que llevan ya una trayectoria larga, no hay que contarles nada, porque lo han vivido todo en el día a día y en las asambleas. Pero quizás a las peñas nuevas les pueda costar más verlo.

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